
Temor en Chicago: latinos evitan hasta ir a la iglesia por redadas migratorias
Chicago, 17 de septiembre de 2025. En Chicago, la comunidad latina vive una creciente aflicción ante la posibilidad de redadas migratorias, hasta el punto de que muchos evitan acudir a la iglesia, antes un refugio seguro, por miedo a detenciones. Francisco Arriaga, director musical de la iglesia católica San Pablo en el barrio Pilsen, relata que reuniones o cenas semanales que antes tenían abundante asistencia ahora solo logran reunir a muy pocos fieles, pues la inseguridad migratoria pesa más que la costumbre de encontrarse.
Las calles de Pilsen, especialmente la Cermak Road, suelen estar llenas de vida con negocios, restaurantes y el bullicio latino, pero últimamente hay menos gente caminando. El anuncio de redadas y la amenaza de desplegar tropas de la Guardia Nacional han sembrado inquietud, pues los residentes temen que cualquiera, incluso quienes tienen un estatus migratorio regular o ciudadanía, pueda verse afectado.
Las detenciones por parte del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) en Chicago no se han reportado masivas hasta ahora, pero esto no alivia la tensión, advierte el concejal Byron Sigcho-Lopez. Las acciones previstas por el gobierno del presidente Donald Trump generan alarma, y se pide a la comunidad mantener la calma, documentar todo lo posible con celulares, y estar alerta ante posibles irregularidades.
En Pilsen viven personas que aunque nacieron en Estados Unidos o tienen ciudadanía, sienten que podrían ser objetivo de arrestos arbitrarios. Los hermanos Eric y Jessie Ruiz, por ejemplo, crecieron en ese barrio, pero sus años en él no les protegen del miedo a que “el siguiente” pueda ser cualquiera de ellos, pues las políticas migratorias recientes han tensionado incluso aquellas fronteras sociales que antes se consideraban seguras.
En la iglesia de San Pablo, las actividades comunitarias deben adaptarse. Se ha reducido el número de mesas para las cenas comunitarias por el ausentismo. Francisco Arriaga admite que aunque se espera que en fechas simbólicas como la celebración del Día de la Independencia de México pueda haber solidaridad y público diverso, el miedo sigue siendo un factor poderoso que inhibe la participación.
Muchos latinos han comenzado a restringir sus salidas cotidianas, limitar sus recorridos a lo estrictamente necesario, y evitar espacios públicos que antes frecuentaban libremente. Vanessa Escobar, estudiante universitaria de 18 años, participó en una protesta contra el ICE y dijo que salir ya no es lo mismo: “lo que Trump ha estado haciendo es aterrador”, expresó, al referirse al efecto psicológico que estas medidas tienen en quienes se sienten directamente amenazados.
El temor está permeando las relaciones comunitarias, pues la desconfianza y la incertidumbre afectan distintos ámbitos: desde negocios locales hasta espacios religiosos, educativos y de reunión social. Hay quienes esperan que la iglesia pueda convertirse también en lugar de apoyo, de denuncia, de resistencia colectiva, pero el riesgo se siente muy real.
Aunque las redadas formales todavía no han alcanzado niveles masivos en Chicago, los anuncios del gobierno y la posibilidad de envíos de tropas o de despliegues policiales especiales hacen que la comunidad vea la amenaza como inminente. En medio de este clima, los latinos de Chicago buscan estrategias para mantenerse unidos, visibles y protegidos, mientras pugnan para que sus derechos sean respetados y que no se normalice la vigilancia como parte de la vida cotidiana.