Repensar la honestidad como forma de vida
Por Ivonne Cisneros Luján*
El 1 de diciembre de 2018, el expresidente Andrés Manuel López Obrador explicó ante el Congreso de la Unión, algunos de los postulados de la Cuarta Transformación, entre los cuales quiero destacar la siguiente frase:
“Ahora, nosotros queremos convertir la honestidad y la fraternidad en forma de vida y de gobierno. No se trata de un asunto retórico o propagandístico, estos postulados se sustentan en la convicción de que la crisis de México se originó, no solo por el fracaso del modelo económico neoliberal aplicado en los últimos 36 años, sino también por el predominio en este periodo de la más inmunda corrupción pública y privada”.
Cuando nos enfrentamos a tragedias como la ocurrida en el norte de nuestro estado de Veracruz y otras entidades más, todas y todos podemos constatar que la fraternidad entre el pueblo mexicano es infinita; toneladas y toneladas de ayuda de todo tipo se ha podido concentrar en diferentes puntos de la entidad y de otros estados para ayudar a las familias damnificadas. Las personas no nos preguntamos cómo llegará lo recaudado, quién lo repartirá, y ni siquiera pensamos si alguien tendrá la tentación de tomar para sí indebidamente algún bien, porque en nuestra forma de ser, en nuestra forma de vida, tenemos muy apropiada la fraternidad y lo que está en el fondo de nuestros pensamientos y de nuestro corazón es que la gente se recupere, que coma, que se cubra del clima, que no tengan sed, que no se enfermen.
Pero nuestra debilidad como sociedad, sigue siendo la deshonestidad, esa, que se refleja no necesariamente en el robo de un bien, sino en formas diversas que las personas impulsan para lograr beneficios personales de todo tipo: económicos, políticos, de reconocimiento social, de control de su comunidad, de preservación de un encargo a toda costa, entre otros.
La mentira, la rumorología, el chisme, las acusaciones sin fundamento, la difamación, las noticias falsas impulsadas por comunicadores de los partidos conservadores o por medios de comunicación que solo buscan el lucro por encima del bien común, nos hacen mucho daño como sociedad, particularmente cuando mucha gente está viviendo en cuerpo y alma una tragedia. La noticia de más de 200 estudiantes de la Universidad Veracruzana no localizados, sin fundamento alguno, así como la osadía de un joven de encarar a nuestra Presidenta de México con esa aseveración, muestra la necesidad de trabajar mucho más en el tema de la honestidad como forma de vida y la eliminación de la mentira en el actuar diario, en lo público y en lo privado.
La honestidad debe ser parte de la forma de vida de cada mexicano y mexicana, debe sentirse y vivirse desde la infancia y a lo largo de la vida. Desde preescolar debería incorporarse el tema de la honestidad en los planes de estudio para lograr que a mediano plazo este principio se arraigue en la sociedad entera.
Con una sociedad que valora de manera sustancial la honestidad y la eliminación de la mentira como uno de los componentes de este principio, a nadie le resultará extraño que se aplique el rigor de la ley a los evasores de impuestos porque simplemente nadie lo aceptará; la sociedad tampoco tolerará la mala utilización de recursos públicos y este problema disminuirá de manera importante porque la ciudadanía sabrá el valor la importancia de su vigilancia, además, nadie aceptará encargos para los que no está preparado porque la ciudadanía sabrá que eso es una forma de deshonestidad. Tampoco será tan fácil hacerse de cargos públicos a través de interpretaciones torcidas de la ley como ha sido el caso de la famosa prórroga de mandato otorgada al actual rector de la Universidad Veracruzana; y desde luego, los futuros jueces sabrán desde su infancia que deben representar el valor de la verdad, como componente de la honestidad y de la justicia, por lo que será impensable que en su actuar se desapeguen de esa confianza otorgada por la gente.
Entiendo que puede sonar a retórica, como bien lo apuntó nuestro expresidente AMLO, pero para quienes crecimos en un ambiente familiar que a cada oportunidad nos recordaban el dicho popular de que “con las mentiras se puede llegar muy lejos, pero lo que no se puede es volver”, me queda claro que el chico de la mentira de los estudiantes desaparecidos, difícilmente recobrará credibilidad en su vida, que los medios de comunicación empeñados en destruir a la Cuarta Transformación cada vez están más lejos de la gente y muy pronto se irán para siempre, que Salinas Pliego pasará a la historia como el gran mentiroso y evasor fiscal de México, y que los nombres de los integrantes de la Junta de Gobierno de la Universidad Veracruzana serán recordados como un grupo de científicos que -en opinión de muchos- supo tejer una gran cobija de mentiras legales para proteger los intereses personales de un amigo cercano, excluyendo a través de su actuar a miles de universitarios en el proceso de toma de decisión.
No obstante, segura estoy de que seremos paulatinamente un país que abrazará a la honestidad como forma de vida y de gobierno, porque millones estamos empeñados en ello, porque nuestra presidenta Claudia Sheinbaum nos pone el ejemplo día con día y porque la Cuarta Transformación seguirá consolidándose como el motor que mueve conciencias para el bien de la mayoría.
*Diputada Federal suplente. Morena