
Redadas del ICE y ralentizado de visas, obstáculos para la Copa 2026
Ciudad de México, 25 de septiembre de 2025. Las políticas migratorias más severas de Estados Unidos y el creciente retraso en la aprobación de visas han comenzado a perfilarse como importantes barreras para los aficionados que desean asistir a partidos de la Copa Mundial 2026. La imposición desde el 1 de octubre de una nueva “tasa de integridad del visado” de 250 dólares, además de los largos lapsos de espera para obtener los documentos, han encendido las alarmas entre organizadores y seguidores.
Desde la entrada en vigor de esos controles más estrictos, muchos visitantes potenciales temen que estas trabas puedan mermar el número de asistentes al Mundial. Aunado a esto, los operativos de redadas migratorias realizados por el ICE (Servicio de Control de Inmigración y Aduanas) en ciudades de Estados Unidos han generado un clima de desconfianza entre la comunidad migrante, factor que se ha vinculado a una menor afluencia de público latino en partidos internacionales celebrados recientemente.
Un caso reciente ilustrativo fue un partido amistoso entre México y Turquía celebrado en Carolina del Norte, donde la asistencia fue considerablemente baja. En ese contexto, varios boletos permanecieron sin venderse, situación atribuida en parte al temor de los fanáticos migrantes ante posibles detenciones o revisiones al acudir al estadio.
Además, en medios del deporte se ha informado que Estados Unidos planea revisar a fondo las solicitudes de visado para aficionados que buscan ingresar al país con motivo del Mundial, lo que podría prolongar aún más el proceso. Las autoridades estadounidenses aseguran que, pese a ese escrutinio, los aficionados serán bienvenidos, aunque advierten que los controles serán más rigurosos que en torneos anteriores.
Para la FIFA y las autoridades implicadas, estas medidas migratorias representan un desafío adicional al objetivo de promover una justa con gran afluencia internacional. La contradicción entre el discurso oficial de bienvenida al Mundial y las políticas migratorias restrictivas ha sido señalada por analistas como un obstáculo para la imagen de inclusión que pretende proyectar el organismo.
Desde el sector turístico estadounidense también se observan ya afectaciones en los números de visitantes extranjeros: las cifras preliminares muestran una caída interanual en los flujos de viajeros. Este retroceso preocupa pues pone en evidencia que no solo los eventos deportivos pueden verse afectados, sino el conjunto del turismo internacional hacia ese país durante los próximos meses.
En los países coproductores —México y Canadá— se vigila con atención este escenario, pues aunque las sedes del torneo no dependen exclusivamente de los Estados Unidos, el efecto dominó de estas restricciones puede reducir la participación de público extranjero en las sedes vecinas. El riesgo de estadios con menor asistencia, menor derrama económica y un ambiente más apagado representa un reto para la logística y el legado que se pretende generar.
Frente a ello, tanto organismos deportivos como entidades diplomáticas deberán buscar mecanismos que mitiguen estos efectos: desde agilizar trámites de visa, hasta asegurarse de que las redadas no afecten a quienes viajen como espectadores. Lo que hoy parece un obstáculo coyuntural podría definir en gran medida la experiencia de los aficionados en la Copa Mundial 2026.