
Miles protestan en más de 300 ciudades contra la manipulación del mapa electoral impulsada por Trump
Estados Unidos, 17 de agosto de 2025. Activistas pro-democracia y organizaciones laborales convocaron a más de 300 protestas simultáneas en 44 estados y Washington D.C. bajo el lema “Fight the Trump Takeover”, en respuesta a la propuesta de redibujar mapas electorales en Texas que favorecen al Partido Republicano, impulsada por Donald Trump.
En Austin, la capital texana, la protesta más concurrida reunía a más de 5 000 personas frente al Capitolio estatal. Entre quienes alzaron la voz se encontraban la activista Dolores Huerta, el excongresista Beto O’Rourke y los representantes Greg Casar y Lloyd Doggett, quienes denunciaron la reconfiguración de distritos como una estrategia para despojar representación a las comunidades vulnerables.
La iniciativa busca obtener cinco escaños adicionales para el Partido Republicano en la Cámara de Representantes, anticipando las elecciones intermedias de 2026, lo que despertó fervorosas críticas. Más de 50 legisladores demócratas de Texas huían del estado para impedir que se lograra el quórum necesario para aprobar el paquete legislativo.
Las manifestaciones se extendieron hacia otros estados como California, donde el gobernador Gavin Newsom propuso una nueva estrategia de redistribución electoral para aumentar los escaños demócratas en el Congreso federal, en un intento por contrarrestar la ofensiva republicana.
En Houston se llevaron a cabo varias concentraciones simultáneas en zonas como el centro de la ciudad, South Houston, Kingwood y Conroe, todas alineadas con la jornada nacional de protesta y mostrando rechazo a la medida desde diversos rincones del estado.
Incluso en Michigan, donde alrededor de 50 personas marcharon en Manistee, se dejó claro el descontento con las tácticas partidistas. Allí se hizo énfasis en el gerrymandering, uso parcializado de datos censales y el riesgo de erosión democrática.
Estos movimientos reflejan un malestar generalizado y una alarma por lo que parte del electorado considera una maniobra antidemocrática para consolidar una mayoría artificial en el Congreso. La convocatoria mostró un frente unido entre activistas y sindicatos contra lo que calificaron como “robo electoral”.