
¿La Copa del Mundo es intocable?: Lo que no sabías
Redacción | V+ Noticias
Zúrich, Suiza. La Copa del Mundo de la FIFA, ícono supremo del balompié global, no es simplemente una estatuilla dorada que se entrega cada cuatro años al vencedor del certamen más prestigioso del planeta.
Es un símbolo de grandeza, de sacrificio colectivo, de epopeyas futbolísticas y sueños infantiles materializados. Pero también, y con firmeza reglamentaria, es un objeto reservado a unos cuantos privilegiados.
Existen protocolos estrictos en torno a quiénes pueden establecer contacto físico con la Copa del Mundo original. No basta con ser famoso, popular en redes o un futbolista profesional en activo.}
De acuerdo con la normativa oficial de la Federación Internacional de Fútbol Asociación (FIFA), el acceso a este trofeo está limitado a ciertas figuras, quienes deben cumplir con criterios precisos, tanto deportivos como institucionales.
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Los campeones del mundo: Llamados por la historia
Los jugadores que alguna vez alzaron la Copa del Mundo sobre el césped, tras haber conquistado la gloria en una final, ostentan el derecho legítimo e irrevocable de tocarla. Esta prerrogativa se extiende exclusivamente a aquellos que fueron oficialmente parte de la plantilla campeona.
Alessandro Del Piero, Lionel Messi, Pelé, Kylian Mbappé, Diego Armando Maradona, Xavi Hernández, Cafú: todos ellos pueden acercarse con dignidad a la copa. La FIFA ha determinado que la historia los autoriza. Claro, exceptuando a los que partieron a las canchas del cielo.
La Copa del Mundo “los reconoce”, pues ellos dejaron lágrimas, sudor y genio en la cancha. Su contacto no es un privilegio caprichoso, sino el resultado tangible de un logro deportivo inigualable.
En palabras del propio reglamento, esta potestad es consecuencia directa de haber sido coronado en el evento cúspide del balompié internacional.
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Presidentes: Investidura como llave simbólica
Otro grupo autorizado a tocar la Copa del Mundo está conformado por los jefes de Estado, quienes pueden aproximarse a ella en virtud de su investidura nacional. Tanto el presidente del país anfitrión del torneo como el presidente de la nación campeona gozan de este acceso, no por hazañas deportivas, sino por representar institucionalmente a su nación.
Este permiso constituye un acto simbólico, un gesto protocolario en el que se reconoce la figura del Estado como parte del entramado cultural y político que rodea al campeonato. Así, el mandatario puede tomar la copa ante la mirada del mundo, no como deportista, sino como líder del pueblo que celebra.
Algunas leyendas: Por designación especial de FIFA
Más allá de los campeones y los mandatarios, la FIFA contempla un tercer grupo excepcional: las leyendas del futbol mundial. Se trata de figuras reconocidas que, sin haber conquistado el trofeo como jugadores, han dejado una impronta profunda en la historia del deporte y, mediante una designación específica del máximo organismo rector, reciben el derecho de presentarla.
Esta distinción no es automática ni popular. No basta con haber sido célebre o con acumular millones de seguidores en plataformas digitales. Solo quienes han sido avalados por la FIFA pueden ejercer este privilegio, y su número es reducido. La copa no admite frivolidades ni superficialidades mediáticas.
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Todos los demás: Sin acceso, sin excepción
Fuera de estos grupos estrictamente delimitados, nadie más puede tocar la Copa del Mundo original. El acceso está prohibido, incluso durante eventos públicos o exposiciones internacionales como el FIFA Trophy Tour.
En dichas ocasiones, lo que se exhibe es una réplica sumamente cuidada. El contacto físico, incluso con la copia, requiere guantes, autorización formal y una condición: haber tenido una cita con la historia.
La exclusividad que rodea al trofeo responde a un principio de respeto, no de esnobismo. Según la normativa, esta copa encarna el sueño colectivo de millones de niños, la entrega de generaciones de futbolistas y el fervor patriótico de naciones enteras.
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