
Iglesia alza la voz contra la “injusticia social” del gobierno de Milei
Buenos Aires, 8 de agosto de 2025. En la tradicional misa celebrada en el Santuario de San Cayetano, el arzobispo de Buenos Aires, Jorge García Cuerva, criticó con firmeza las políticas implementadas por el presidente Javier Milei, especialmente los vetos a leyes que beneficiaban a jubilados y personas con discapacidad, calificándolas de acciones que agravan la injusticia social.
Durante su homilía, el prelado destacó que la Iglesia tiene la responsabilidad de proteger a los más vulnerables: los ancianos, los enfermos, quienes revuelven la basura por necesidad, y aquellos que sufren en silencio. Con tono solemne, reclamó que resulta inadmisible ignorar a quienes ostentan su dignidad al sobrevivir.
García Cuerva aprovechó la ocasión para llamar a la unidad y al diálogo, exhortando a los fieles a dejar atrás el clima de odio y confrontación: “Debemos ponernos de pie y animarnos a dar el paso hacia la reconciliación entre los argentinos”. Citó al papa Juan Pablo II al señalar: “No hay paz sin justicia, y no hay justicia sin perdón”.
El arzobispo subrayó el trabajo —en todas sus formas— como elemento central de dignidad para las personas y como “ordenador social”, reconociendo incluso las “changas” y la economía popular como esfuerzos legítimos que merecen respaldo y respeto.
Asimismo, hizo un fuerte llamado a las autoridades porteñas por sancionar con multas exorbitantes a quienes rebuscan en la basura, comparando la situación con la parábola del hijo menor y advirtiendo que la gente no actúa por gusto, sino por necesidad extrema.
El contexto político en el que se desarrolló esta homilía remite a un clima de creciente tensión social, marcado por recortes en áreas sensibles y falta de respuestas gubernamentales ante la crisis estructural que atraviesa Argentina. El discurso se inscribe en una serie de expresiones críticas previas de la Iglesia hacia la gestión actual.
Desde distintos sectores se interpreta la postura de la Curia como un posicionamiento ético en defensa de los derechos de los débiles, lo que ha revivido el papel histórico de la Iglesia como voz de los sectores marginados frente a decisiones de poder.