El papa León XIV identifica a la inteligencia artificial como el mayor reto de la humanidad

Redacción | V+ Noticias

Ciudad del Vaticano, Italia. En su primer encuentro con los cardenales del mundo tras su elección como Sumo Pontífice, el papa León XIV destacó a la inteligencia artificial (IA) como uno de los desafíos más apremiantes que enfrenta la humanidad en la actualidad.

En una ceremonia celebrada este sábado en el Vaticano, el pontífice delineó los principios rectores de su papado, estableciendo un vínculo directo con las preocupaciones expresadas por su predecesor, el fallecido papa Francisco.

León XIV, quien ha hecho historia al convertirse en el primer papa originario de Estados Unidos, dirigió un discurso en italiano ante los purpurados que lo eligieron, subrayando que la IA representa una amenaza a la “dignidad humana, la justicia y el trabajo”. Esta postura, según señaló, se encuentra en concordancia con la visión sostenida por el anterior jefe de la Iglesia católica.

Al explicar la elección de su nombre papal, reveló que se inspiró en el legado del papa León XIII, quien durante su pontificado entre 1878 y 1903 defendió los derechos de los trabajadores en los albores de la era industrial. Añadió que, en esta época contemporánea, transformada por la revolución tecnológica, se requiere una nueva enseñanza social como respuesta al impacto de la inteligencia artificial.

El difunto papa Francisco, fallecido el mes pasado, había advertido en varias ocasiones sobre los riesgos de la IA. Señaló que esta tecnología amenazaba con reducir las relaciones humanas a meros algoritmos y había abogado por la creación de un tratado internacional para su regulación.

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El año pasado, Francisco advirtió al Grupo de los Siete países industrializados que la IA debía mantenerse centrada en el ser humano, de modo que decisiones como el uso de armas o herramientas menos letales no quedaran en manos de máquinas.

Durante su intervención, el papa León hizo múltiples menciones a Francisco y al dolor que ha causado su deceso, calificando su legado como “precioso” y dejando entrever su intención de continuar con la visión de su antecesor.

Más tarde este mismo sábado, el pontífice sorprendió al público con una visita inesperada al santuario de la Madonna del Buen Consejo, ubicado al sur de Roma, en la localidad de Genazzano.

Este sitio tiene una importancia particular para la orden agustiniana, a la cual pertenece León XIV. La plaza frente a la iglesia principal del santuario albergó a numerosos fieles que esperaban la aparición del pontífice.

León XIV saludó a algunos de los presentes y otorgó su bendición antes de ingresar al recinto sagrado. Cabe destacar que el papa ya había acudido a ese santuario el año pasado, cuando aún ostentaba el rango de cardenal. El lugar ha sido destino de peregrinación desde el siglo XV y es administrado por frailes agustinos.

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Durante su pontificado de 12 años, el papa Francisco enfrentó críticas constantes por parte de sectores conservadores dentro del colegio cardenalicio, quienes lo acusaban de debilitar la doctrina de la Iglesia en temas como la inclusión de católicos LGBT y el papel de las mujeres en el liderazgo eclesiástico.

León XIV, anteriormente conocido como el cardenal estadounidense Robert Prevost, era una figura relativamente desconocida a escala mundial antes de su elección. Su trayectoria se centró mayormente en el trabajo misionero en Perú, antes de desempeñarse como alto funcionario del Vaticano.

La reunión de este sábado se realizó en el mismo auditorio vaticano donde los cardenales se congregaron en los días previos al cónclave para deliberar sobre la sucesión papal.

Durante el encuentro, se abordó también la situación de los católicos en China comunista, según informó la agencia Reuters, citando al cardenal checo Dominik Duka. En 2018, el Vaticano y China suscribieron un acuerdo polémico en torno al nombramiento de obispos, que otorga a Pekín cierto grado de participación en el proceso de selección.

El contenido de dicho acuerdo permanece confidencial, y ha sido objeto de severas críticas por parte de sectores conservadores, quienes lo tildan de una claudicación; sin embargo, Duka declaró que el pacto es necesario para mantener el diálogo abierto en lugares donde la Iglesia se encuentra oprimida.

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