Día Mundial del Medio Ambiente 2025: “Derrotemos la contaminación por plásticos”
Redacción | V+ Noticias
Ciudad de México. El 5 de junio, el planeta conmemora el Día Mundial del Medio Ambiente, una efeméride instituida en 1972 por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) durante la Conferencia de Estocolmo, y que se ha erigido en la plataforma más vasta del orbe dedicada a la conciencia ecológica.
Desde su instauración, cada año se designa a un país anfitrión y se adopta una consigna específica. En 2025, la República de Corea lidera la campaña bajo un lema categórico: “Derrotemos la contaminación por plásticos”.
Esta consigna pone de relieve una de las más acuciantes amenazas ambientales de nuestro tiempo, en un contexto marcado por inundaciones, incendios forestales y sequías que se tornan cada vez más frecuentes.
La directora ejecutiva del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), Inger Andersen, afirmó: “La contaminación por plásticos está asfixiando a nuestro planeta, dañando los ecosistemas, el bienestar y el clima; sin embargo, existe un movimiento por un cambio urgente”.
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Contaminación plástica: Un azote para ecosistemas y salud humana
El flagelo de los residuos plásticos ha devenido en un desafío ecológico sin parangón. Millones de toneladas de desechos plásticos se vierten anualmente en océanos, ríos y paisajes, generando daños irreparables a la fauna y la flora.
La magnitud del problema se agudiza al detectar microplásticos en los alimentos, el agua potable e incluso en el aire.
Según el PNUMA, este fenómeno trasciende lo ambiental, constituyéndose en una amenaza económica y sanitaria. Los costos derivados —tales como las campañas de limpieza y los impactos médicos— resultan descomunales.
Producción plástica y el cambio climático
La fabricación y disposición final del plástico contribuyen de manera sustancial a la emisión de gases de efecto invernadero. Desde la extracción de combustibles fósiles hasta su incineración o degradación, se liberan contaminantes que perjudican la atmósfera.
Además, los residuos plásticos que desembocan en los mares alteran los ecosistemas marinos, afectando la capacidad del océano para capturar dióxido de carbono, lo que acentúa los estragos del cambio climático. Así, se genera un círculo vicioso que debilita aún más el equilibrio natural.
El Día Mundial del Medio Ambiente subraya que combatir la contaminación plástica es un paso ineludible para preservar la biodiversidad y enfrentar la emergencia climática.
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La acción individual importa
Aun cuando las políticas públicas y la rendición de cuentas empresarial son cruciales, las acciones individuales pueden ejercer un impacto tangible. Adoptar bolsas reutilizables, evitar plásticos de un solo uso y optar por productos con empaques sostenibles son medidas efectivas.
La educación ambiental y la difusión de información confiable también son ejes fundamentales. Cada persona puede convertirse en agente de transformación dentro de su comunidad, alentando la adopción de prácticas sostenibles.
Así lo expresó Ibrahim Thiaw, secretario ejecutivo de la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación (CNULD). “Nadie puede hacerlo todo, pero todos pueden hacer algo”. Esta afirmación encapsula una verdad medular: La restauración no se alcanza mediante gestos grandilocuentes, sino mediante hábitos cotidianos ejecutados con esmero y propósito.
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Transformaciones locales
Lejos de limitarse a una efeméride simbólica, el Día Mundial del Medio Ambiente activa miles de movimientos de base, campañas públicas y alianzas internacionales.
La Década de las Naciones Unidas sobre la Restauración de los Ecosistemas tiene como meta revitalizar mil millones de hectáreas de tierras degradadas antes del año 2030. Este ambicioso objetivo abarca bosques, campos agrícolas, humedales, sabanas y líneas costeras.
En África, la Gran Muralla Verde promueve la plantación de árboles. En Asia, campesinos rehabilitan arrozales que actúan como sumideros de carbono. En América Latina, pueblos indígenas están reactivando sistemas ancestrales de gestión hídrica. Tales ejemplos evidencian que el cambio ambiental ya está en marcha, si bien requiere un ímpetu renovado.
Las plataformas digitales como Youth4Nature empoderan a las juventudes en calidad de custodios ecológicos. Paralelamente, entidades como el Instituto de Recursos Mundiales y el PNUMA respaldan reformas normativas basadas en datos concretos. Esta sinergia global de soluciones locales constituye un entramado de esperanza tangible.
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Restaurar el planeta requiere esperanza, no temor paralizante
Es comprensible sentirse abrumado ante la magnitud de la crisis medioambiental; no obstante, el miedo carece de eficacia para regenerar suelos o plantar árboles. La esperanza, en cambio, sí puede hacerlo.
La virtud de la restauración ecológica radica en su simplicidad: pequeños actos que construyen futuro. La naturaleza posee una capacidad intrínseca de regeneración; basta concederle espacio, tiempo y veneración.
Cuando se regenera la tierra, se regenera la vida: reaparecen los insectos polinizadores, los pájaros dispersores de semillas y los microorganismos que fertilizan el suelo. Estos aliados invisibles configuran una red de resiliencia de la que también forma parte la humanidad.
En 2025, el Día Mundial del Medio Ambiente exhorta a contemplar la tierra no como propiedad, sino como pariente. Ella respira cuando ondean los árboles, nutre cuando brotan las cosechas y escucha el murmullo de la lluvia. Al devolverle al suelo lo que le corresponde, este responde con generosidad.
Los MICROPLÁSTICOS están ACABANDO con NOSOTROS pic.twitter.com/V1ujyoxWD4
— ROBERTO MTZ (@robertomtzTV) June 5, 2025
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