Con fumata blanca, cónclave en el Vaticano ha escogido al nuevo papa
Redacción | V+ Noticias
Ciudad del Vaticano, Italia. Una densa fumata blanca emergió de la chimenea de la Capilla Sixtina, confirmando que los cardenales reunidos en cónclave han elegido a un nuevo papa. El acontecimiento se registró durante la segunda jornada del proceso, lo que mantiene una congruencia temporal con las dos elecciones papales anteriores.
La identidad del nuevo pontífice y el nombre que adoptará durante su mandato serán revelados en breve. En el contexto de los antecedentes más cercanos, Francisco y Benedicto XVI fueron presentados en sociedad también en la tarde del segundo día del cónclave.
Juan Pablo II, quien ostenta el reinado más extenso de los tiempos modernos, fue ungido como papa en la tercera jornada del cónclave de 1978.
En esta edición del cónclave participaron 133 cardenales, cuyos votos resonaron en el interior de la Capilla Sixtina.
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Procedentes de 71 naciones, los electores representaron una pluralidad doctrinal que abarcó desde corrientes progresistas hasta posturas conservadoras, incluyendo a quienes se autodenominan unificadores.
El candidato elegido logró articular los contrastes existentes entre estos sectores hasta llegar al emblemático balcón central de la Basílica de San Pedro, donde próximamente se dirigirá a los fieles congregados.
Mientras tanto, una muchedumbre expectante se aglomera en la Plaza de San Pedro, ansiosa por contemplar el rostro del nuevo jefe de la Iglesia católica. La liturgia del momento contempla que el cardenal protodiácono francés Dominique Mamberti sea el encargado de proclamar en latín el solemne anuncio de “¡Habemus Papam!” (“¡Tenemos papa!”).
Tras esta declaración, se informará el nombre papal que asumirá el nuevo pontífice. Luego, ofrecerá una breve alocución y recitará una oración desde el mismo balcón. La proclamación formal se llevará a cabo en los días sucesivos a su designación. Cabe señalar que los dos papas anteriores fueron investidos en la misma Plaza de San Pedro.
Los días venideros estarán colmados de festividades. El nombre del papa recién electo resonará en homilías y liturgias alrededor del mundo católico.
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En su país natal, el júbilo alcanzará particular intensidad. Esta elección coincide con un evento extraordinario en el calendario eclesiástico: el Año Santo Jubilar 2025, anunciado por Juan Pablo II hace un cuarto de siglo y que comprende un denso programa de actividades auspiciadas por el Vaticano.
El nuevo pontífice enfrentará el desafío de conducir la confesión cristiana más numerosa del planeta en una etapa histórica de volatilidad y transformación. Recibe una Iglesia católica profundamente influenciada por el legado de Francisco, quien desplazó el foco institucional de debates tradicionales como el aborto, la homosexualidad, los roles de género y la anticoncepción, a favor de una misión centrada en los pobres, desplazados y necesitados, sustentada en un altruismo pastoral.
Decidir si continuará ese rumbo reformista será crucial para el nuevo jerarca. El estilo sobrio de Francisco, su rechazo a los excesos y su retórica moderada en cuestiones sociales fueron aplaudidos por varios dirigentes del mundo occidental. No obstante, subsiste una facción dentro de la Iglesia que promueve una línea más estricta en temas de sexualidad, matrimonio y migración.
Asimismo, el nuevo papa deberá determinar con meticulosidad las circunstancias en las que se involucre en cuestiones de política internacional. En los últimos años de su pontificado, Francisco adoptó una postura cada vez más activa en el plano geopolítico.
Defendió los derechos de los inmigrantes, pidió un alto el fuego en la guerra entre Israel y Hamás, y provocó controversia al sugerir que Ucrania debería “ondear la bandera blanca” y realizar concesiones para poner fin a la guerra de Rusia en el país, gesto que generó desagrado en Kiev.
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