
¿Cómo se eligen jueces, magistrados y ministros en otros países?
Redacción | V+ Noticias
Ciudad de México. El proceso de selección de jueces es esencial para el adecuado funcionamiento del Poder Judicial y, en términos más amplios, para la salud democrática de los Estados.
Sin embargo, los sistemas varían considerablemente entre Estados Unidos, Europa y América Latina, reflejando distintos enfoques orientados a garantizar la independencia, legitimidad y eficiencia de sus instituciones judiciales.
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Estados Unidos: Distinción entre Federación y estados
En Estados Unidos, la selección de jueces se diferencia entre la jurisdicción federal y los tribunales estatales. A nivel federal, el presidente nomina a los jueces de la Corte Suprema, las cortes de apelaciones y los tribunales de distrito, pero dichas designaciones deben ser ratificadas por el Senado, donde los legisladores analizan cada nominación desde una perspectiva política y técnica.
Un aspecto distintivo del sistema estadounidense es que los jueces federales reciben nombramientos vitalicios, garantizando su independencia al evitar presiones políticas o electorales durante su mandato. No obstante, es posible destituirlos mediante juicio político, aunque este recurso es excepcionalmente raro.
En los estados, los métodos de selección son más diversos. Algunos recurren a la elección popular de jueces, introduciendo un mecanismo democrático atípico a nivel mundial. En ciertos casos, los candidatos pueden afiliarse a partidos políticos, lo que ha generado controversia por el riesgo de politización, ya que los jueces podrían favorecer los intereses de votantes o donantes de sus campañas.
Otras entidades aplican el Plan de Missouri, un esquema mixto de selección por mérito. En este sistema, una comisión especializada elabora una lista de aspirantes, y el gobernador selecciona a uno de ellos; sin embargo, el juez elegido debe someterse a elecciones de retención periódicas, en las que los ciudadanos deciden si permanece en el cargo, algo similar a lo que se lograría con la revocación de mandato que se busca en México.

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Europa se enfoca en lo profesional
En Europa, la selección de jueces se enfoca más en criterios profesionales y evita las elecciones populares. En Alemania, los jueces del Tribunal Constitucional Federal son escogidos por ambas cámaras del parlamento, el Bundestag y el Bundesrat, mediante una mayoría calificada, lo que asegura un amplio consenso político.
A diferencia del modelo estadounidense, los jueces constitucionales alemanes ejercen un mandato de doce años sin opción a reelección, lo que garantiza la renovación continua sin menoscabar la independencia judicial.
En el Reino Unido, la Comisión de Nombramientos Judiciales selecciona a los candidatos para los tribunales más relevantes, incluido el Tribunal Supremo. Aunque el primer ministro y el monarca formalizan los nombramientos, su intervención es simbólica, sin margen para rechazar las recomendaciones de la comisión, reflejando la tradición británica de separación de poderes y garantizando la profesionalización del proceso sin interferencias partidistas.
En Francia, la carrera judicial sigue un esquema estructurado. Los aspirantes deben ingresar a la Escuela Nacional de la Magistratura, donde se forman antes de ser asignados a diferentes tribunales. Además, el Consejo Superior de la Magistratura supervisa los nombramientos y promociones, reforzando la autonomía del poder judicial frente a otras ramas del gobierno.

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América Latina: Sistema mestizo
En América Latina, los sistemas judiciales han adoptado aspectos de las tradiciones europeas, aunque con matices locales. En México, hasta antes de la reforma judicial, los jueces de la Suprema Corte de Justicia de la Nación son propuestos por el presidente, pero su designación requiere ratificación del Senado.
Estos magistrados ejercen un mandato de quince años sin posibilidad de reelección, lo que busca equilibrar la estabilidad judicial con la renovación institucional.
En Argentina, los jueces de la Corte Suprema son designados por el presidente y deben contar con la aprobación del Senado. A diferencia de México, no se establece un límite temporal específico para el ejercicio de sus funciones, aunque pueden ser destituidos por juicio político en caso de mal desempeño o conducta inapropiada.
En Brasil, la dinámica es similar: el presidente nombra a los jueces del Supremo Tribunal Federal con la ratificación del Senado, aunque los magistrados deben retirarse al cumplir 75 años.
Estas divergencias revelan distintos enfoques sobre la independencia judicial y el control democrático. Mientras que Estados Unidos otorga protagonismo a la ciudadanía mediante la elección popular de jueces en algunos estados, los sistemas europeos y latinoamericanos priorizan la profesionalización y la selección por mérito.
El nombramiento vitalicio, frecuente en Estados Unidos, es casi inexistente en otros sistemas, donde los jueces tienen mandatos limitados o están sujetos a edad de retiro.

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