Una ofensiva en todo el mundo contra los derechos de las personas LGTBI
El ascenso de la ultraderecha y del discurso de odio en las democracias se suma a una oleada de extremismo religioso que tiene en el punto de mira los avances del colectivo, que celebra el Día Internacional del Orgullo.
Allá donde se abren paso los derechos de las personas LGTBI en el mundo, sea con leyes que reconocen el matrimonio homosexual o la identidad administrativa de las personas trans, se produce una reacción más o menos virulenta. La lucha histórica del colectivo, que hoy celebra su día internacional, está sembrada de avances y retrocesos, pero ahora esa dinámica está virando rápidamente hacia la involución. Y ocurre en todo el mundo.
La ofensiva es clara en varios países de la Unión Europea, alentada por una ultraderecha que ha visto en cercenar los derechos del colectivo un material electoral e ideológico explosivo, sea en Hungría y Polonia, cuya fortaleza democrática está en entredicho, o en Italia, donde el Gobierno de Giorgia Meloni busca cerrar el paso a cualquier forma de reconocimiento legal de las familias con dos madres o dos padres. En España, donde los derechos están consolidados en la sociedad desde hace casi dos décadas, está en vigor desde hace cuatro meses una de las normas más avanzadas del mundo para las personas LGTBI, la llamada ley trans, colocada por las derechas, tanto PP como Vox, en el punto de mira durante esta campaña electoral.
Mientras que en las democracias los mensajes de odio y el uso político de los derechos LGTBI tienen una potente carga ideológica que envenena el discurso público y pone en riesgo la seguridad física de las personas del colectivo, en los regímenes autoritarios y dictaduras como Rusia y Arabia Saudí, se penaliza —en el último caso, junto con Irán, con la pena de muerte—, invisibiliza y borra cualquier diversidad sexual. En 32 de los 54 países de África la homosexualidad está prohibida, atravesados por una corriente religiosa ultraconservadora que anida también, de forma casi contagiosa, en países más tolerantes, como Senegal.
El mapamundi de los derechos LGTBI es inmenso y desigual. “Lo que realmente es nuevo es que cada vez hay más países que sufren reveses legales y cuya situación jurídica empeora”, explica Julia Ehrt, directora ejecutiva de ILGA Mundo, la Asociación Internacional de lesbianas, gais, bisexuales, trans e intersexuales, compuesta por más de 1.800 organizaciones de 160 países. “Los hay que avanzan y cambian la legislación y la política en una dirección positiva en lo que respecta a la protección de las personas frente a la discriminación y la violencia. Pero cada vez hay más territorios que retroceden”, dice Ehrt. “Nuestra sensación es que la hostilidad contra las personas LGTBI está aumentando”, afirma.
El fenómeno del retroceso, dice la experta, tiene que ver, en primer lugar, con los sorprendentes avances que el colectivo ha conseguido en la última década, que provocan reacciones en contra. El caso español sirve de ejemplo si se mira con qué virulencia fue atacada la ley trans. O el brasileño, donde las personas trans tienen una gran visibilidad, con presencia en empresas e instituciones y, al mismo tiempo, es el país que más asesinatos registra. A eso, según la asociación, se suma el ascenso de gobiernos más derechistas en numerosos países —en Israel, por ejemplo, que tiene el Ejecutivo más ultra de los últimos tiempos, varios de sus ministros son abiertamente homófobos― y la expansión de la narrativa conservadora en el debate político, principalmente en los países occidentales. Por último, el uso de los derechos LGTBI como arma política por esos gobiernos más conservadores para conseguir la adhesión de su electorado.
América Latina
En las últimas dos décadas, Latinoamérica ha avanzado con paso firme en el reconocimiento de los derechos de las personas LGTBI. Sin embargo, lo alcanzado por la vía legislativa y judicial no se ha traducido en una reducción de la violencia, la homofobia y la transfobia. Por el contrario, estas manifestaciones de odio han ido en aumento. Entre 2014 y 2021, alrededor de 3.961 personas de la comunidad fueron asesinadas en la región, según Sin Violencia LGBTI, que agrupa a organizaciones de 11 países. El avance de las leyes sobre el papel no termina de verse materializado en sociedades tradicionales e históricamente conservadoras. A medida que unos países han reconocido derechos, se han producido retrocesos en otros como reacción de los grupos conservadores, las iglesias y los gobiernos de derecha, por ejemplo, con la proliferación de las mal llamadas “terapias de conversión”.
Pese a ello, la importancia del activismo en las calles y las movilizaciones de la sociedad civil han sido fundamentales para la conquista y el reconocimiento pleno de estos derechos.
Mientras hay países a la vanguardia como Argentina, México y Colombia, existen regiones como Centroamérica y el Caribe que acusan rezagos importantes: por ejemplo, el matrimonio entre personas del mismo sexo está prohibido en Honduras, Guatemala y El Salvador, y ser gay es un delito en Jamaica.
Con información de El País.