Alejandro Speitzer enfrenta su papel más íntimo: un monólogo sobre el VIH y la dignidad
Ciudad de México; 11 de octubre de 2025. Alejandro Speitzer regresa al teatro con “Cruise. Mi último día en la Tierra”, un monólogo que marca su regreso a las tablas tras siete años de ausencia. La obra, escrita por el dramaturgo británico Jack Holden, aborda temas profundos como el VIH en la década de los 80, el respeto por la comunidad LGBT+ y la libertad y la dignidad. Speitzer da vida a cerca de diez personajes en una pieza unipersonal que lo mantiene en escena durante toda la función, sin cortes ni descansos.
El actor de 30 años describe este proyecto como su “graduación” en el mundo del teatro, señalando que, aunque su carrera comenzó desde niño en la televisión, siempre sintió que le faltaba esta experiencia en el escenario. “Esta obra es mi examen final”, comenta, destacando la importancia de este desafío actoral en su trayectoria.
“Cruise” narra la historia de Jack, un joven voluntario en una línea telefónica de ayuda para la comunidad LGBT+, quien recibe una llamada de Michael, un chico que le cuenta su vida y el descubrimiento de la vida gay en Soho durante la pandemia del VIH. A través de este relato, la obra ofrece una reflexión sobre la lucha por la dignidad y la libertad en tiempos de adversidad.
Speitzer expresa que, aunque siente miedo ante este desafío, lo considera una oportunidad para crecer como actor. “Estoy muerto de miedo, pero me gusta sentirme así, sé que es la única manera de crecer”, afirma, reconociendo que aceptar el error y caminar con él dignamente es parte del proceso.
El interés de Speitzer por “Cruise” surgió cuando supo que fue la obra que reinició la actividad teatral en Londres después de la pandemia en 2021. En un viaje a Nueva York, coincidió con el productor Sergio Gabriel, quien tenía los derechos de este monólogo, y juntos decidieron llevarlo a México con la producción de Óscar Uriel.
La obra se estrenará el 24 de octubre en el Teatro Milán de la Ciudad de México, y Speitzer se ha involucrado no solo como actor, sino también como productor. Este proceso ha sido liberador para él, permitiéndole aceptar la imperfección y aprender de los errores, aspectos que considera esenciales en la vida y en el arte.