La Plaza de las Tres Culturas se llenó de cine y memoria
Ciudad de México, 4 de octubre de 2025. Al caer la tarde en Tlatelolco, la Plaza de las Tres Culturas se transformó en una sala de cine al aire libre con la proyección de No nos moverán, una cinta que entrelaza memoria, impunidad e identidad colectiva. Acompañada del ambiente solemne del entorno, la actriz Luisa Huertas, recientemente galardonada con un Ariel, levantó la voz para recordar la consigna que aún estremece: “¡2 de octubre no se olvida!”.
El evento se organizó como homenaje por el 57 aniversario de la masacre de Tlatelolco y como tributo a los vecinos del edificio Chihuahua y de la zona de Tlatelolco, quienes contribuyeron durante la filmación del largometraje. Antes de iniciarse la función, los asistentes —muchos con bancos portátiles, algunos sentados en el piso, otros sobre bicicletas— esperaban bajo el cielo abierto, ya con palomitas en manos y emoción compartida.
La película, ópera prima del director Pierre Saint-Martin, fue recibida con aplausos e inmersión por parte del público. Ganadora de cuatro premios Ariel y seleccionada para representar a México en los Óscar y los Goya, su mensaje resonó con fuerza en el lugar de los hechos. La narración mezcla sátira política, drama y comedia negra para interpelar la memoria colectiva en torno a los sucesos de 1968, abordando justicia, identidad y responsabilidad histórica.
Durante la proyección, el escenario lució iluminado y tranquilo; vendedores de tamales, gelatinas y arroz con leche ofrecieron sus productos alrededor, mientras que el público participaba como observador y testigo. En los edificios circundantes, como el edificio Chihuahua, se exhibieron veladoras, flores y fotografías que recordaban a las víctimas del movimiento estudiantil, reforzando el carácter conmemorativo del acto.
Huertas, en su papel de Socorro, encarna a una abogada empeñada en encontrar al soldado responsable de la muerte de su hermano durante los hechos de 1968. Su búsqueda la enfrenta a conflictos familiares y riesgos personales. Al término de la proyección, los aplausos resonaron y muchos espectadores se acercaron para compartir con parte del elenco y del equipo de producción, unidos por la memoria y la emoción del momento.