
Gas lacrimógeno, balas de goma y emblemas del anime en protestas estudiantiles en Lima
Lima, Perú, 28 de septiembre de 2025. Manifestantes jóvenes protagonizaron enfrentamientos con la policía antidisturbios en el centro de Lima durante una nueva protesta contra el gobierno de Dina Boluarte. Los actos dejaron tres personas golpeadas por proyectiles de goma y varios afectados por gases lacrimógenos, aunque hasta el momento no se reportan heridos de gravedad.
Los manifestantes, identificados con la Generación Z, destacaron por ondear banderas del anime One Piece, cuyo símbolo de calavera con sombrero de paja se ha adoptado en varias movilizaciones juveniles como estandarte de resistencia frente a la corrupción. Se trata de un giro simbólico que da visibilidad a la imaginación cultural como parte de la protesta política.
La concentración se desplazó hacia las inmediaciones del Congreso, donde los manifestantes intentaron derribar barreras metálicas instaladas para proteger el edificio. En respuesta, la policía respondió con gases y balas de goma para contener a la multitud. Testigos relatan que el uso del gas fue intenso y que algunos manifestantes se resguardaron mientras otros lanzaban objetos contra los uniformados.
Aunque la demanda original era modificar una reforma previsional, los jóvenes han ampliado sus exigencias hacia una reevaluación del modelo político peruano. Aunque el gobierno ya dio marcha atrás en parte de la reforma, la llama de la movilización no se apaga ante el desencanto generalizado con la clase política.
El enojo ciudadano se alimenta por la percepción de que Perú ha transitado por seis presidentes desde 2018, en medio de escándalos de corrupción, gobernabilidad fracturada y crisis institucional. Para muchos jóvenes, esa inestabilidad ha minado las expectativas de un futuro con oportunidades.
Las autoridades policiales defendieron la intervención apelando al uso “legítimo” de la fuerza para impedir que los manifestantes ingresaran al Palacio Legislativo o al Palacio de Gobierno. Aseguraron que el objetivo era resguardar edificios públicos sensibles. Desde la sociedad civil y organismos de derechos humanos cuestionan que el límite entre contención y represión puede haberse sobrepasado, y piden que las responsabilidades se investiguen con transparencia.
Este episodio se suma a una serie de protestas continuas donde los jóvenes han marcado el ritmo del descontento social en Lima. En marchas previas se han registrado decenas de heridos, además de denuncias de uso excesivo de la fuerza. Con las elecciones presidenciales y legislativas previstas para abril de 2026, muchos analistas advierten que estos estallidos podrían seguir intensificándose.