
Responsables del crimen de Hossein Nabor podrían ser “Los Ardillos”, aunque sin confirmación firme: Harfuch
Ciudad de México, 9 de septiembre de 2025. El secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, Omar García Harfuch, informó que las primeras líneas de investigación sobre el homicidio del subsecretario de Política Social en Guerrero, Hossein Nabor Guillén, apuntan a la posible participación del grupo criminal “Los Ardillos”. No obstante, aclaró que hasta el momento no existen pruebas definitivas que confirmen esta hipótesis.
Durante la conferencia matutina, Harfuch detalló que la indagatoria está en curso y se realiza en coordinación con la Fiscalía General del Estado de Guerrero, mientras el gobierno federal mantiene apoyo en esa tarea. Aun así, enfatizó que aún no se cuenta con elementos para establecer un móvil concreto del crimen.
El funcionario dejó claro que se trata únicamente de hipótesis preliminares y que hasta que no se recojan datos o evidencias precisas, sería arriesgado atribuir culpas definitivas. “Sería especular”, advirtió, al referirse al posible vínculo con dicha organización criminal.
Asimismo, descartó que Nabor Guillén hubiera sido amenazado previamente o que tuviera vínculos comprobados con alguna organización delictiva, pese a que en años anteriores fue ligado mediáticamente a “Los Ardillos” por videos alentadores publicados en redes.
La ejecución del subsecretario de Bienestar en Guerrero ocurrió la semana pasada en la carretera Chilpancingo–Tixtla, en una zona controlada por “Los Ardillos”, agrupación que ha consolidado su poder en la región central del estado y cuyos ingresos provienen de actividades como extorsión, cobro de piso y control de rutas.
En mayo de 2024, apareció un video en el que Nabor Guillén estrechaba un abrazo con Celso Ortega Jiménez, presunto líder de “Los Ardillos”, lo que había intensificado los cuestionamientos sobre posibles lazos con el crimen organizado. Hasta la fecha, no se ha establecido si ese vínculo jugó algún rol en el crimen.
“Los Ardillos” operan en múltiples municipios de Guerrero —como Chilpancingo, Tixtla, Chilapa, entre otros— y han sido señalados por enfrentamientos violentos, bloqueos y disputas territoriales con otros grupos delictivos, lo que ha colocado a esta zona como una de alta incidencia criminal en el estado.