El 1% más rico en México acapara un tercio del ingreso nacional
Ciudad de México, 20 de agosto de 2025. Un análisis conjunto de Oxfam México y el Instituto de Estudios sobre la Desigualdad (Indesig) revela que el 1% más rico de la población mexicana concentra el 35% de los ingresos totales del país, mientras que el 10% con mayores carencias percibe apenas el 2%.
Esta disparidad se mantiene pese a que, entre 2018 y 2024, ambos grupos incrementaron sus ingresos en un 29%. Sin embargo, la diferencia en términos absolutos es abismal: mientras los hogares del decil I (el 10% más pobre) tuvieron un ingreso mensual de 2,168 pesos por miembro, el 1% más rico captó 958,777 pesos por habitante cada mes.
Este desfase se traduce en una brecha de 442 veces entre ambos grupos, lo que significa que, aunque ambos aumentaron sus ingresos en la misma proporción, los montos son radicalmente distintos. Entre 2018 y 2024, las personas del decil I recibieron casi 16 pesos más diarios, mientras que el 1% más rico captó hasta 7,123 pesos más en un solo día.
A pesar de que la Encuesta Nacional de Ingreso y Gasto de los Hogares (Enigh) 2024 evidenció un incremento en los ingresos de los hogares mexicanos, llevando al menor nivel de pobreza multidimensional registrado hasta la fecha, las organizaciones advierten que la ligera reducción de la desigualdad y la pobreza no es suficiente para garantizar el pleno acceso a derechos humanos, el desarrollo de proyectos de vida, la movilidad social y la reducción de la brecha entre los más ricos y los más empobrecidos.
Aunque el ingreso promedio de los hogares mexicanos aumentó un 18.7% entre 2018 y 2024, pasando de 18,381 a 21,825 pesos mensuales, la desigualdad estructural persiste. El acceso a derechos sigue profundamente condicionado por el nivel de ingreso, y millones de personas enfrentan barreras económicas para ejercer derechos fundamentales.
Además, el 10% de los hogares más pobres destinó un peso a cada seis que gastó el 10% más rico. Sus recursos se orientaron principalmente a alimentos y vivienda, mientras que el gasto en salud y educación fue considerablemente menor.
Oxfam México e Indesig señalan que, aunque ha habido avances, como el aumento del salario mínimo y ciertas mejoras en los ingresos de los hogares más empobrecidos, millones de personas siguen enfrentando barreras económicas para ejercer derechos fundamentales.
Las organizaciones concluyen que, a pesar de los avances en la reducción de la pobreza, la desigualdad estructural persiste en México. El acceso a derechos y servicios públicos sigue siendo un desafío para las familias mexicanas que no pertenecen al 1% más rico de la población.