
Ivet Playà acusa a Alejandro Sanz y usuarios señalan posible grooming
Redacción | V+ Noticias
Ciudad de México.- En días recientes, el testimonio de Ivet Playà, una joven catalana que relató públicamente su experiencia con el cantante español Alejandro Sanz, provocó una ola de reacciones en redes sociales. Usuarios y especialistas señalaron elementos propios del grooming, una forma de violencia digital caracterizada por el establecimiento de un vínculo de confianza y manipulación emocional con fines sexuales o de control.
En un video difundido en TikTok, Playà declaró: “Estoy aquí porque necesito contar mi historia con Alejandro Sanz, por la niña que fui, pero sobre todo por la mujer que soy hoy”. Según narró, el contacto con el artista comenzó en 2015, cuando ella tenía 18 años y él 49. “Era su fan y me seguía en redes sociales. Me comentaba fotos, publicaba cosas mías. Yo lo idealizaba”, explicó.
#YAhoraYo pic.twitter.com/cxIIBqNteN
— Ivet Playà 💫 (@ivet_playa) June 15, 2025
A los 22 años, dejó su hogar en Barcelona para mudarse a Madrid, luego de que Sanz le ofreciera trabajo. “Se convirtió en una terrible pesadilla… Me siento utilizada, humillada, incluso sucia”, afirmó entre lágrimas.
En respuesta, Alejandro Sanz emitió un comunicado público: “Ivet, tenía un recuerdo muy bonito de nosotros dos, personas adultas compartiendo su cariño… Quiero que sepas que nunca he participado en estas prácticas y así seguiré toda mi vida”.
Organismos como Save the Children han advertido que el grooming no siempre se limita a menores de edad y puede incluir manipulación emocional, aislamiento, y explotación de vínculos afectivos, incluso en contextos laborales o de admiración. El proceso, explican, puede comenzar con mensajes afectuosos o atención constante, hasta llegar a situaciones más invasivas o desequilibradas, donde la víctima puede tardar años en identificar la violencia.
El informe Violencia Viral de esta organización indica que uno de cada cinco jóvenes ha sido víctima de grooming, y que la edad promedio del primer caso es de 15 años. A menudo, los agresores aprovechan su estatus, poder o carisma para generar confianza y dependencia emocional.
Especialistas han señalado que el caso de Playà, aún sin implicaciones legales, evidencia la necesidad de revisar los límites éticos en las relaciones marcadas por desigualdad de edad, fama o poder, y de visibilizar los impactos psicoemocionales que pueden derivar de este tipo de vínculos.

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