¿Qué película de Guillermo del Toro debes ver para celebrar su cumpleaños número 60?
Redacción | V+ Noticias
Ciudad de México. Guillermo del Toro cumple 60 años hoy. De hecho, el 9 de octubre de 1964, nació en Guadalajara, México, un niño que, al crecer, se convertiría en uno de los directores más icónicos en la historia del cine internacional.
Un visionario, amante de la fantasía en todas sus formas y con una visión siempre soñadora, infantil y mágica del cine y del mundo. Pero, ¿cuál de las películas de Guillermo del Toro encarna mejor su poética?
Sus éxitos en la gran pantalla son muchos, incluyendo El laberinto del fauno, La forma del agua, Hellboy y sus productos seriados, como El gabinete de curiosidades, la serie de antología de terror de Netflix que cautivó al público con historias cada vez más interesantes.
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Sin embargo, hay una película que logra mostrar toda la sensibilidad de Del Toro, su enorme capacidad artística para ver la vida con otros ojos, sacar a la luz el alma de los personajes en la pantalla y llegar directamente al corazón de las personas.
Esta película es la que, en 2023, le otorgó el Óscar, convirtiéndolo en la única persona en la historia en obtener este codiciado reconocimiento en tres categorías diferentes: Mejor película, Mejor director y Mejor película animada. Hablamos de Pinocho.
Guillermo del Toro tiene un gran don: el de contar historias con un estilo muy reconocible, auténtico y fiel a su personalidad y visión del mundo. Cada vez que aborda una historia, ya sea fruto de su creatividad o un clásico para revisitar, tiene el poder de respetar su esencia, darle una fuerte caracterización y no tener miedo de hacerla personal y universal al mismo tiempo.
Esto es precisamente lo que sucede con Pinocho, el gran clásico de la literatura italiana, nacido de la pluma de Carlo Collodi en 1883, que Del Toro tomó de primera mano, acompañando y dirigiendo hacia una versión moderna y renovada de sí mismo.
Pinocho es una película en stop-motion en la que se refleja todo el respeto del director ganador del Óscar por la historia original, pero también su valentía para modificar un clásico, dándole una nueva luz y una interpretación diferente, todo sin distorsionar o negar el original.
Cada personaje mostrado en la pantalla, desde los fieles al libro hasta los creados por Del Toro, está tan bien pensado y caracterizado que encaja perfectamente en la historia y tiene un papel clave para el espectador, incluso cuando desempeñan una parte secundaria.
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Todos, desde el grillo parlante hasta Lucignolo, desde el pequeño mono Spazzatura hasta el Conde Volpe, pasando por el padre de Lucifer, el podestà, Benito Mussolini y la maravillosa doble versión del hada azul, tienen un poder expresivo y una carga emocional tan fuerte que logran impactar, emocionar y quedar grabados en la memoria de quienes han visto la película.
La historia de Pinocho de Guillermo del Toro fluye suavemente, sin ser excesiva o redundante, evoluciona junto con sus personajes y les da a cada uno de ellos espacio para moverse entre muchos temas.
Se habla de la religión y de cómo es menos difícil creer en la existencia de un Dios invisible que en alguien que no refleja externamente ciertos estándares, se habla del miedo a lo diferente simplemente porque no lo conocemos, del amor paternal y el de un niño hacia sus padres.
Se habla de la belleza de la vida en su naturaleza corta y escurridiza, de la importancia del tiempo y de las oportunidades que no deben desperdiciarse. Se aborda el tema de la guerra, la virilidad, el miedo a mostrarse frágil y a admitir que, al final, se tiene miedo tanto de morir como de vivir. Se habla de la amistad, la terquedad, el dinero, los errores, las mentiras.
Guillermo del Toro logra enseñar, a través de diálogos excelentes, no solo a los niños, sino sobre todo a los adultos, por qué vale la pena vivir e incluso morir, y con una historia de otro tiempo, una manera paternal y una sabiduría sin límites, casi nos da una palmada en la espalda e invita a ser nosotros mismos al máximo, a escribir nuestro propio destino y a aprovechar el momento disfrutando plenamente de este maravilloso, irracional, emocionante e increíble viaje que es la vida
Artículo de Alexander Marchall, para The Journal.
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