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Monday 16th September 2024
‘Contra todo pronóstico’… Joaquín Sabina regresa a México
By Redacción

‘Contra todo pronóstico’… Joaquín Sabina regresa a México

Omar Cabrera | Agencia Reforma

Ciudad de México. Con 74 años a cuestas, bombín y saco a rayas, zapato café, arrugas acentuadas, pero sobreviviente, sí, bendito sea, Joaquín Sabina volvió a escena en México, contra todo pronóstico, honrando el nombre de su gira.

El Auditorio Nacional recibió, a tope, al Flaco de Úbeda, quien a las 20:40 horas apareció bajo las luces del recinto y entre aplausos de la gente, de pie. Sin decir palabra, se quitó el blanco sombrero e hizo una reverencia.

Se sentó en la silla al centro, de la que no se pararía en unos 35 minutos, y arrancó con Cuando era más joven.

La voz rasposa de siempre, quizás un poco más que lo habitual, arrancó el entusiasmo. Tras saludar a la audiencia y agradecer el abrazo cálido que siempre le da el país, se disculpó con los poblanos, a quienes canceló el concierto del miércoles, y envió un abrazo solidario a Acapulco, afectado por el huracán Otis.

«Perdones a la gente de Puebla porque el otro día les fallé. La culpa la tuvo la venganza de Moctezuma«, compartió el hombre que pasó por dos cirugías y Covid-19 en la pandemia.

Luego soltó un par de sus canciones más frescas, Sintiéndolo mucho y Lo niego todo, sentado, sin moverse un ápice, salvo para tomar agua (¿o era tequila?).

«Ningún otro país, ni siquiera Argentina, se ha ido metiendo tanto en mis canciones, como Noches de boda, que no solo suenan a México, sino que las he podido cantar con mariachi«, dijo.

También agradeció a Leiva, su colega español que le ha producido últimamente, y todo parecía indicar que estaría presente, pues también tocaría en el Auditorio mismo, pero no fue así.

Quien sí acudió fue la escritora Ángeles Mastretta, así como las hijas de Sabina, Carmela y Rocío, y una decena más de amigos cercanos que no dejó de mencionar.

Pasados los 35 minutos, se levantó de la silla, pero solo para cambiarse a una más baja y compartir con Mara Barros la interpretación de su más sentido homenaje a Chavela Vargas, Por el boulevard de los sueños rotos, del disco Esta boca es mía (1994).

«No es para llorar su muerte, sino para celebrar su fantástica vida», reiteró.

Luego le puso un poquito de rock con las guitarras de Jaime Azúa y Borja Montenegro, que ocupó el lugar del mítico Pancho Varona, en Llueve sobre mojado.

Para descansar un poco, argumentando cambio de vestuario, ahora por una camisa negra, el jienense dejó el escenario para que brillara la voz de Mara en Yo quiero ser una chica almodóvar, y luego, la de Antonio García de Diego en La canción más hermosa del mundo.

Pero sí que guardó, más por diablo que por viejo, lo mejor para la segunda parte, con más energía, y ya con guitarra brindó una de las más aplaudidas y cantadas de principio a fin: 19 días y 500 noches.

Sin dejar las seis cuerdas, sentado, conmovido por el aplauso largo que, de pie, le brindó la gente, solo acertó a abrazarse para agradecer.

Y sin embargo removió el dolor de los corazones, pero de inmediato volvió al rock para curar las heridas con Princesa, pieza que más ha tocado en vivo. Levantó a todos de sus asientos, incluso a aquella mujer con oxígeno en primera fila.

Entonces se fue, entre aplausos, pero su salida duró lo que duran dos peces en un whisky on the rocks, claro.

Dejó que Azúa y la banda cantaran El caso de la rubia platino, para volver, ahora con bombín negro, y cantar Contigo sentado de nuevo, y de fondo, la suave batería de Pedro Barceló.

Con la gente entregada, retomó la guitarra para Noches de boda e Y nos dieron las diez; tras dos horas y 10 minutos, se despidió con Pastillas para no soñar.

Toma nota

Se presentará mañana, así como el 2 y 8 de noviembre, en el Auditorio Nacional. El domingo 5 de noviembre estará en Guadalajara. Luego volará hacia Estados Unidos, para cerrar el año en Madrid.

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  • 28 de octubre de 2023