Cambio climático y poca prevención, detrás del crecimiento del dengue en México
Redacción | V más Noticias
Ciudad de México. El cambio climático, la falta de estudio de al menos tres brotes previos de dengue y la ausencia de políticas de prevención específicas, que puedan ser implementadas en colectividad, son algunas de las causas del nuevo brote epidémico de esta enfermedad, que se registra en México este año.
Mediante el desarrollo de un Atlas de enfermedades infecciosas –en el que se incluye el dengue– investigadores de la UNAM detectaron que en 2012, 2013 y 2019 hubo brotes epidémicos de dengue de los que no se estudiaron puntualmente las causas.
“Es decir, hubo más casos de los que normalmente había, pero no se notificó y no se estudiaron las causas; es algo que estamos haciendo ahorita para entender qué fue lo detonante que hizo que hubiera ese gran número de casos (en esos años)”, explica Constantino González, investigador en el Instituto de Ciencias de la Atmósfera y Cambio Climático de la UNAM.
Eso implicaría poder generar medidas de prevención cuando se identifique la probabilidad de casos similares o grandes brotes de dengue en un futuro cercano, debido a eventos climáticos de alta humedad y temperatura. Esto tendría que llevar a identificar, primero, dónde se están dando mayores efectos por anomalías térmicas y, por lo tanto, cuáles serían sitios prioritarios.
“Ahí entonces dirigir esfuerzos para notificar y prevenir; ante todo lo que tenemos que seguir siempre haciendo es la prevención, ir a las medidas proactivas: ‘antes de que algo suceda, ¿qué podemos hacer?”, cuestiona González.
Respecto al año pasado, en México la curva epidemiológica del dengue ha registrado un crecimiento constante en 2023, y para la semana epidemiológica 29 de este año el aumento respecto al mismo periodo del año anterior es de más del 430% de casos, que al 2 de octubre suman 26 mil 956 en todo el país.
El 73% de los casos confirmados corresponden a Yucatán, Veracruz, Quintana Roo, Morelos y Puebla, mientras que los casos de mayor gravedad se dan entre las personas de 10 a 19 años de edad. El mayor número de defunciones ha ocurrido en Morelos (11), seguido de Quintana Roo y Yucatán (7), Guerrero y Oaxaca (6) y Veracruz (4), para un total nacional de 48.
Prevención colectiva
González explica que si bien siempre se ha hablado, como medidas individuales, de que es necesario evitar acumulaciones de agua o el microhábitat donde se reproducen los mosquitos que transmiten la enfermedad, se trata de acciones que deben comunicarse y distribuirse de mejor manera entre la sociedad, pues no siempre las replican todos los participantes de la comunidad.
“Tiene que ser una medida comunitaria, más que individual, lo que implica que las instancias gubernamentales den una mejor información y lleven a las personas todas las medidas que se requieren para evitar esta problemática. Nosotros estamos dando las condiciones para que estén alrededor de nosotros, metiéndonos en su ambiente natural”, indica el investigador.
Los vectores, virus y parásitos siempre han existido. Somos nosotros los que nos metemos en ese medio o crecemos como población y empezamos a acercarnos a lugares donde no estábamos, explica. Por ello, es necesario generar una conciencia de qué debemos hacer para evitar seguir entrando en contacto con todos los patógenos.
Para González, es indispensable tener mayor información, generar mejores diagnósticos que no confundan enfermedades, además de mejorar los servicios de salud como un aspecto esencial para prevenir y atender. “En el momento que se detecta un caso en un lugar, es que hay más, entonces en ese momento hacer vigilancia y comenzar a atender la problemática, y tender hacia un desarrollo más sustentable”, agrega.
La plataforma que alberga el Atlas de enfermedades infecciosas de la UNAM también genera escenarios proyectados de cambio climático, el más cercano al 2030. La idea de la prevención es una de las que está detrás de la generación del Atlas, que acumula datos existentes sobre estos padecimientos provenientes de diversas fuentes –publicaciones científicas y sistemas de salud– para generar un panorama que permita su estudio.
“Las cuestiones climáticas –temperatura y precipitación– pueden estar muy asociadas a brotes de las enfermedades, sobre todo cuando está involucrado un vector artrópodo: los mosquitos, las garrapatas, las chinches, que son de los vectores principales para varios patógenos, están íntimamente asociados al clima para el desarrollo de su biología. Si hay un cambio climático que modifica la biología de estas especies, estamos ante el riesgo de que haya aumento en enfermedades”, señala.
Por lo pronto, el Atlas está enfocado en enfermedades de origen zoonótico, es decir, surgidas del contacto con un animal vertebrado o invertebrado, como el dengue, Zika, Chicunguya y similares, transmitidas por mosquitos, o la enfermedad de Chagas y Leishmaniasis, que se originan unas en chinches y otras en mosquitos. La idea es ir integrando otro tipo de enfermedades infecciosas que no requieren como tal la presencia de otro animal.
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